Nuestro niño interno representa el centro psicológico donde conservamos las cualidades de inocencia, espontaneidad, alegría, entusiasmo, movimiento, creatividad, vitalidad, cooperación, nuestras tendencias naturales tal y como se presentan en la niñez temprana, hasta los 3 años de edad aproximadamente.
A partir de los 3 años de edad, si el niño es bien
nutrido afectivamente y acompañado adecuadamente en su aprendizaje de cómo
funcionar en el mundo, las tendencias naturales señaladas se afianzan y matizan
de acuerdo a los rasgos de temperamento y el carácter que va desarrollando el
niño.
Sin embargo, si durante la primera y segunda infancia, aproximadamente hasta los 8 años de edad, el niño no es atendido adecuadamente, ni recibe confiables expresiones de afecto y apoyo, entonces a edades muy tempranas comienza a desarrollar otro tipo de tendencias como egocentrismo, competitividad hostil, manipulación, engaño, orgullo, egoísmo, vanidad, muchas veces emulando o compensando las actitudes de sus padres o de quienes los sustituyan.