¿Es cierto que el amor es incondicional?
Amar “incondicionalmente” significa Amar al otro tal cual es, independientemente de los beneficios que se obtengan del vínculo. Ocurre espontáneamente, exista o no reciprocidad, activándose zonas específicas en nuestros cerebros que muestran gratificación sin que medie previamente algún cálculo o sentido de conveniencia.
Este amor se caracteriza por:
-Un abanico de sensaciones placenteras cuando el otro y
el vínculo están bien
-Un apego manejable saludablemente, dado que tiende a
respetarse el bienestar del otro y por tanto su libertad
-Sentimientos adversos ante situaciones que afectan la
integridad del otro, se desea siempre su bienestar y se tiende a ofrecerle
apoyo cuando es requerido
Por otra parte, las relaciones asertivas sí suelen ser
“condicionales”, aunque no suene romántico, y esto va por la salud de ambas
partes.
En las relaciones afectivas, conectar asertivamente con
el otro, compartir y crecer juntos, en ocasiones, requiere:
-Colocar, aceptar y respetar límites que resguarden la
integridad física, mental o emocional de ambas partes
-Considerar las diferencias y “administrarlas” respetuosa
y constructivamente
-Tener siempre la posibilidad de elegir la continuidad o
la disolución del vínculo, a partir de la propia deseabilidad y motivos
De modo que, al acordar las reglas del juego conjunto, y
en última instancia, al poder elegir a favor de nuestros caminos más
saludables, incluyan éstos o no al otro, de alguna manera, “condicionamos”
nuestras relaciones, aunque sintamos “amor incondicional”.
Se trata de nuestros sentires (el amor en este caso)… y
de nuestras elecciones conscientes (acerca de nuestras relaciones).
¿Cómo afecta el ego las relaciones?
El ego es un aspecto de nuestra mente consciente que
media entre nuestras fuerzas instintivas e irracionales, los rigurosos juicios
e imperativos del superyó y aquello que demandan las realidades relacionales y
situacionales del mundo que nos rodea, por lo cual cumple con una función
“administrativa” que tiene un sentido sumamente relevante para nuestras vidas.
Es por esto que, dependiendo de:
-nuestra Intención consciente y explicita respecto a lo
que deseamos hacer con nuestros vínculos,
-la Confianza que tengamos en nuestra capacidad (o la
decisión de aprender, cambiar, crecer) para lograr eso que deseamos con
nuestros vínculos, y
-nuestra disposición a Respetar la integridad del otro y
“compartir el Poder” en el vínculo evitando “asimetrías” (cuando una de las
partes utiliza su “poder afectivo” a favor de los propios intereses y conveniencias,
o de lo que le parece que está bien para el otro sin consultarle)
…es que nuestro ego ejercerá una función a favor de la
salud de nuestros vínculos, o no.
Entonces… ¿Es malo el ego?
De acuerdo a lo que comenté arriba (y según el
psicoanálisis freudiano) el ego es un aspecto de nuestra mente consciente que
media entre la fuerza instintiva del ello, los rigurosos juicios e imperativos
del superego y aquello que demandan las realidades relacionales y situacionales
del mundo que nos rodea.
En este sentido, el ego “administra” las tendencias al
caos, provenientes de nuestras pulsiones más profundamente irracionales, sin
que nuestro superyo nos asfixie desde sus severas normativas y restricciones.
Visto de este modo, el ego es un aspecto de nuestra
psique cuya función tiene un sentido sumamente relevante para nuestras vidas.
La clave de nuestra salud psicológica está entonces en
conseguir nuestros balances internos, y entre estos y el mundo exterior con el
cual interactuamos a diario. De ahí la importancia de trabajar en conocernos
cada vez más, creando coherencia entre nuestro diferentes aspectos, pulsiones,
sentires, motivaciones y criterios de vida, desde lo interno y en referencia a
lo que nos rodea.
Es un camino de reconocimiento e integración. Es el
camino de la Consciencia (bueno, así lo veo yo).
Vaya… el Ego… un concepto más que se ha trivializado y estigmatizado
desvirtuando su naturaleza, funciones y conveniencias de consideración en
nuestra ruta de trabajo interno y expansión de consciencia, desde la intención
de ganarlo como aliado en el afianzamiento y expresión de nuestras fortalezas
personales… y espirituales.
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