Los orígenes de las técnicas de aquietamiento y expansión de consciencia se ubican en tiempos remotos. En el budismo zen y otras prácticas milenarias del misticismo oriental y occidental, encontramos una excelente expresión de las mismas, siendo éste un camino fértil de integración cuerpo, mente-emociones y espíritu.
El término “Mindfulness” se ha traducido como
“Atención plena” o “Consciencia plena”. Es una expresión que intenta definir
nuestra capacidad para observar y reconocer nuestra experiencia presente.
Cuando no estamos entrenados en conectarnos con nosotros mismos, en nuestro presente, usualmente nuestra mente divaga entre pensamientos sobre sucesos pasados o futuros posibles, preocupaciones y fantaseos, perdiendo así el contacto con lo que está pasando dentro de nosotros aquí y ahora.
Esta capacidad de auto-observación enfocada,
atenta, consciente, es fundamental ya que nos permite identificar cómo nos
sentimos cada vez, física, psicológica y energéticamente, en diversas
situaciones, lo cual, en principio, nos permite tomar decisiones más adecuadas
respecto a nuestros estados de salud y bienestar.
Beneficios de practicar Mindfulness
Las técnicas de Mindfulness han sido reconocidas e
integradas al campo de la Medicina y la Psicología desde mediados de los años
80, como una manera efectiva de incrementar la consciencia
de sí mismo, y desde ahí, aprender a reducir los síntomas físicos y
psicológicos asociados al estrés y otras alteraciones y desbalances,
contribuyendo al mejoramiento del estado de salud y bienestar, en general.
Estudios realizados por instituciones clínicas y
académicas especializadas, en grupos y pacientes individuales, han arrojado
resultados significativos en diferentes áreas de la salud y calidad de vida. En
síntesis, podemos decir que:
En cuanto a la salud psicológica, permite
re-estructurar gradualmente nuestro estilo de pensamiento de modo más ordenado
y a tono con nuestras vivencias y las realidades de nuestros diferentes
escenarios de vida, así como la identificación, compresión y manejo de las
propias emociones y las de los demás, lo cual se traduce en diferentes
indicadores de bienestar.
De acuerdo a los estudios clínicos especializados
hemos encontrado que, psicológicamente, la práctica regular de Mindfulness:
- Disminuye los niveles de ansiedad y distrés (estrés improductivo, no saludable),
- Disminuye las obsesiones del pensamiento “rumiativo”,
- Favorece la “flexibilidad de pensamiento” y la creatividad,
- Favorece las respuestas afectivas placenteras,
- Favorece el sentido y al percepción del bienestar,
- Mejora la memoria a corto plazo,
- Mejora la atención y la concentración,
- Disminuye la “reactividad emocional”, y
- Mejora la capacidad para
relacionarse, entre muchos otros beneficios.
En cuanto a la salud corporal, mejora algunos
aspectos y disminuye síntomas de afecciones en:
- El sistema cardiovascular,
- El sistema respiratorio,
- La respuesta inmune y las alergias, y
- El sistema osteomuscular.
De modo que, desde el punto de vista de nuestra
salud integral, incorporar a nuestra cotidianidad la práctica de la atención plena
es una excelente inversión. Bien lo valen tanto la reducción de síntomas
físicos y el mejoramiento de la funcionalidad en el caso de tener alguna
vulnerabilidad o afección orgánica crónica o aguda, como el incremento de los
niveles de bienestar psicológico y calidad de vida personal y relacional.
Permitirte un espacio-tiempo programado única
y exclusivamente para entrenarte en estar en conexión contigo mismo, desde
adentro, representa una de las mejores decisiones de tu vida, a favor de tu
salud y bienestar. Así que, de conectar con esta motivación, no dudes en
responderte, de seguro, te sentará muy bien.
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