martes, 30 de marzo de 2021

MI RESPETO POR LAS CIENCIAS DE LA VIDA HUMANA Y POR LA ESPIRITUALIDAD


Feelings have not been given the credit they deserve as motives, monitors and negotiators of human cultures./ Los sentimientos no han obtenido el crédito que merecen como motivos, monitores y negociadores de las culturas humanas.

En: The Strange Order of Things/ El extraño orden de las cosas.-
De: Antonio Damasio
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En las últimas cuatro décadas, los avances en la neurobiología y la psicofisiología, han validado el hecho de que entre nuestras profundas capacidades adaptativas como seres individuales y como especie, están las predisposiciones intrínsecas a nuestra naturaleza hacia el vincularnos de una manera constructiva y saludable con nuestro entorno.

En los años 80’, a partir de la ampliación del concepto clásico de Inteligencia centrado en el Coeficiente Intelectual, hacia el concepto de Inteligencias Múltiples, la Inteligencia Emocional así como la Inteligencia Social y Ecológica, entre otras, han adquirido relevancia, puesto que estudios especializados como los del antropólogo Daniel Goleman han demostrado que la persona que posee un alto coeficiente en estas capacidades, es mucho más productiva, gestiona su vida y su desempeño laboral y relacional de modo más eficiente, y sus aportes en sus diferentes áreas de vida suelen ser más fértiles, tendiendo a favorecerse a sí mismo, a los demás y a sus entornos sociales y ecológicos.  

Asimismo, desde mediados de los años 90’ y hasta la fecha, los estudios del acreditado neurobiólogo Antonio Damasio, a partir de sólidas evidencias y argumentaciones, demuestran que las emociones y los sentimientos, entre otras funciones elementales, representan el origen del comportamiento ético y de las instituciones sociales, a partir de la pulsión natural que nos pide estados de seguridad y armonía, orden interno y percepción del control de riesgos en el entorno, e interconectividad productiva, todo lo cual posibilita el desarrollo integrado y saludable, personal y de la especie, en sus diversos escenarios de vida. En síntesis, emociones y sentimientos ejercen un papel determinante en la construcción evolutiva de la sociedad.

En este sentido, la Antropología, la Sociología, las Psicologías profundas y el Psicoanaliza social, la Psicología social y Política, la Psicología Positiva de Martin Seligman, entre otras disciplinas académicas, han develado poco a poco los mecanismos a través de los cuales operan los condicionamientos del que somos objeto en nuestras sociedades altamente industrializadas y politizadas, y que de alguna manera distorsionan el funcionamiento de aquellos circuitos internos de nuestra biología que nos predisponen a la integración empática y armónica con nuestros congéneres y la ecología de nuestros entornos.

Es en este terreno de reflexiones e investigaciones científicas donde he conseguido un encuentro más entre el conocimiento científico y la espiritualidad.

De modo que mi aporte como ser humano y como profesional en ejercicio, apunta al recuperar progresivamente nuestra capacidad de comprender tanto nuestra configuración personal y las consecuencias de la misma en nuestras vidas particulares, así como el impacto que tienen nuestras acciones en los demás y en nuestros entornos comunitarios y ecológicos.

Desde mi perspectiva, es un imperativo reconectar las tendencias mismas de nuestra biología evolutiva… y a partir de allí, además de contribuir favorablemente con nuestra salud, desarrollo pleno y bienestar, vamos generando estilos de vida que tienden a mejorar la calidad de vida de todos y la armonía del Todo.

 

Por otra lado, entiendo la espiritualidad como ese sentimiento profundo que nos induce a pensar, intentar comprender y buscar conectarnos e integrarnos a un Todo Mayor que nos incluye y nos trasciende.

En este sentido, desde las instituciones religiosas o de ciertos grupos místicos, la persona busca vivir su espiritualidad según las enseñanzas y preceptos de un Ser Superior, o de sus representantes, mientras que la espiritualidad por libre elección se vive desde la búsqueda de nuestro sentido de trascendencia a partir de la propia intención y experiencias en este camino.

En ambos casos, tal y como lo comenté arriba, y de acuerdo con los planteamientos de algunos investigadores de Ciencias de la Salud y Ciencias Sociales, como los que mencioné, en tanto la institucionalidad y/o la propia voluntad favorezcan la recuperación de las pulsiones vitales de nuestra biología que nos ennoblecen y nos conducen a desarrollar estilos de vida saludables, respetuosos de los frágiles equilibrios ecológicos, así como ser empáticos y compasivos con nuestros congéneres, desde mi perspectiva, me honra integrarlos a mi quehacer humano y profesional… 

 

Sepa entonces que el cuerpo es simplemente una prenda de vestir.
Vaya en busca del usuario, no del manto.- Rumi.

 

 

 


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